Puente sobre el Lago de MARACAIBO

“Cuando voy a Maracaibo y empiezo a pasar el puente siento una emoción tan grande que se me nubla la mente…”; así comienza una conocida gaita zuliana que comprueba la importancia y también el impacto social que creó el puente General Rafael Urdaneta, más conocido como “Puente sobre el lago de Maracaibo”. Antes de la construcción de esta imponente estructura el traslado entre ambas orillas del lago de Maracaibo se hacía  a través de chalanas (embarcaciones pequeñas de fondo plano, empleadas generalmente en el transporte). En 1956 se decidió hacer un puente el cual, luego de los estudios correspondientes, iría entre Punta de Piedras y Punta Iguana. Para llevar a cabo esta estructura de magnitudes colosales se realizó un concurso internacional. Concurrieron 10 empresas que presentaron 18 proyectos con soluciones diversas, había puentes, túneles y combinación de ambas cosas. Esta licitación se declaró desierta. Se abrió una segunda licitación en la que se presentaron 12 proyectos, todos, excepto uno, ofrecían estructuras de acero. Sólo la que ofreció el Consorcio Precomprimido, C.A. y Julius Berger, A.G., proyectaba la construcción de un puente exclusivamente de concreto precomprimido y armado. La comisión encargada del estudio de las ofertas eligió esta propuesta la cual fue concebida por el ingeniero italiano Riccardo Morandi. El Ministerio de Obras Públicas otorgó el contrato correspondiente el 25 de mayo de 1957, por un precio de 329.580.136 bolívares. Posteriormente, los cambios acaecidos por la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, retrasaron el inicio de las labores. Llegada la democracia se firmó un nuevo contrato el 5 de diciembre de 1958 por Edgar Sanabria, entonces presidente de la Junta de Gobierno. El mismo contemplaba algunas modificaciones y reajustes al proyecto original. Correspondió al primer gobierno constitucional, presidido por Rómulo Betancourt, la ejecución la obra. Las labores de construcción comenzaron el 29 de abril de 1959 y fue inaugurado el 24 de agosto de 1962, luego de 40 meses de incasable labor, por el propio Rómulo Betancourt. Es el puente más largo del país, tiene una longitud de 8.678,6 metros con un ancho es de 17,4 metros y está compuesto por 135 tramos unidos entre sí y un pedraplén (elemento constructivo que consiste en la extensión y compactación de materiales pétreos procedentes de excavaciones de roca). El punto más alto de la estructura es de 92,5 metros. En la obra se emplearon 69.000 metros lineales de pilotes, 270.000 metros cúbicos de concreto, 28.000 toneladas de hierro, 173 capataces, 1.048 especialistas, 13.960 obreros y 225 empleados. 

CHOQUE DEL ESSO MARACAIBO CONTRA EL PUENTE GENERAL RAFAEL 
URDANETA. 

El 6 de abril de 1964, siendo presidente Raúl Leoni, aproximadamente a las 11:58 pm, el supertanquero Esso Maracaibo, propiedad de la empresa Creole Petroleum Corporation, que cargaba con 262 mil barriles de crudo (para un peso total de 36.000 toneladas), se estrelló contra la estructura del puente, lo cual ocasionó el derrumbe de 216 metros de la estructura (o 249 metros según otras fuentes). Perdieron la vida 7 personas que iban en tres vehículos y un camión, los cuales cayeron al vacío desde una altura de casi 40 metros. Hubo que volver al sistema de chalanas mientras se reconstruían y reforzaban las vías. El puente fue reparado por la Creole Petroleum Corporation y Precomprimido, C.A., que todavía se encontraba con los equipos en el estribo de San Francisco, hecho que facilitó la rapidez de la reparación. Bastaron 8 meses y 7 días para que fuera reconstruido el puente, cuya reinauguración tuvo lugar el 30 de octubre de 1964. Las pérdidas materiales producto del accidente se calcularon en 25.000.000 de bolívares, sin incluir los perjuicios sufridos por el Erario Público por concepto de lucro cesante y responsabilidad civil frente a terceros. Esta tragedia quedó grabada para siempre en la memoria colectiva zuliana. Sin embargo, a pesar de aquel infausto suceso, las ventajas de la construcción del puente son innegables, además demostró la voluntad de la naciente democracia en la búsqueda de soluciones a los graves problemas del país. En 1991 el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez entregó la administración del puente a la gobernación del Estado Zulia, presidida por el primer gobernador electo del Estado Zulia, Oswaldo Álvarez Paz. Eran los tiempos de la descentralización, del traslado del poder a autoridades más cercanas a los ciudadanos, electas por sufragio popular. Lamentablemente, el empeño regresionista, caudillista y nada democrático, hizo revertir esa decisión en 2009, devolviéndolo al gobierno nacional y hasta el momento permanece en esas condiciones. Es tiempo de aprender de nuestro pasado, de los aspectos buenos y malos, para poder corregir los entuertos causados por la clase política atornillada en el poder desde 1999 y el Puente General Rafael Urdaneta es y será uno de los buenos ejemplos.



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